PCR Negativo, no hay fiebre olímpica en Tokio

Recuerdo en nuestro primer viaje a Japón, allá por el 2013, ver los primeros carteles anunciando Tokio 2020. Si, hace muchos años que se vienen preparando para estos juegos.
Siempre hubo un ‘runrun’ sobre el descontento de la gente de la ciudad con la idea de llenarla de turistas. Imagínense como fue increscendo ese espíritu negativo con la llegada del coronavirus, las restricciones y el evento que no se cancelaba, solo se posponía.
Finalmente los juegos se hacen, como todos podemos ver. Bajo unas condiciones muy particulares. Tremendas restricciones de entrada y estadía para los extranjeros, tanto periodistas acreditados para cubrirlos como los atletas. Sin público y la ciudad presente en imágenes como postales. El evento es en Tokio, si, pero podría ser en cualquier otra burbuja del mundo. Esta sensación de universo paralelo del deporte se percibe en las transmisiones, con 24hs de “gimnasio” y sin notas de color mas que las publicaciones en redes de los deportistas en la villa olímpica, otra parte de la burbuja.
¿Y Tokio? Bien gracias. Estuve investigando un poco a ver que pasa en la calle, imaginándome lo que podría pasar acá: Gente en las veredas paradas en las vidrieras mirando la TV con los eventos? Negocios estallados de merchandizing de los juegos? Colados en todos los estadios? Bueno no . La ceremonia de apertura conmovió algunos corazones, vimos fotos de los drones y aviones desde distintos puntos de la ciudad y creo que eso fue por que, por fin, los Tokiotas se sintieron incluidos. Pero una vez en competencia, volvemos al domo del deporte. Ni cuando las disciplinas son en la calle vemos vecinos agolpados chusmenado. Hay una sensación de evento hecho a espaldas de la ciudad, y sus ciudadanos, para quedar bien con “el mundo”.
En fin, siento que es una piedra en el zapato que tienen en esta pandemia y que una vez que pase, Tokio va a empezar a ver la luz. Espero que así sea por que no veo la hora de volver.


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